Hay una mujer mayor que me preocupa. Ha perdido la fuerza de antaño y camina despacio. Ella es más vulnerable que yo, y es totalmente dependiente. Me necesita para conservar la salud, para sus gastos diarios, para tener un techo, y para poder vivir tranquila. Pero para que yo pueda asegurarme de su felicidad, es necesario que deje de robarle. Así es, ¡robarle! Todos los días, sin darme cuenta, despojo a esta mujer de las cosas más necesarias para su subsistencia, y no hay ley que me lo impida.
Cada individuo es dos personas: Yo-presente y Yo-futuro. La mujer madura a quien me refiero es Yo-futuro, y existirá dentro de aproximadamente 11,000 días. Su vida depende por completo de mis decisiones hoy.
Para la mayoría de la gente, el Yo-futuro es mucho menos importante que el Yo-presente; al final de cuentas, es siempre el Yo-presente el que toma las decisiones, el “jefe” y sus necesidades y deseos siempre tienen preferencia sobre las necesidades y deseos del Yo-futuro.
Una evidencia de nuestra tendencia a descuidar a yo-futuro es la deuda. Cuando adquirimos una deuda, obtenemos una gratificación para el Yo-presente que será el Yo-futuro quien tendrá que pagar. ¡Un despojo sin precedentes, y no hay nadie que haga justicia!
Otra evidencia es la falta de previsión para el retiro: no nos sentimos responsables por el viejito que llevamos dentro. 60% de los mexicanos aseguran que Dios proveerá en la vejez, 80% opina que el gobierno tiene la obligación de ver por la ciudadanía cuando ya no puede trabajar, y 50% de los mexicanos esperan que sus hijos los mantengan en la ancianidad.
La realidad es que hoy 41% de los ancianos sigue trabajando por necesidad, 40% depende económicamente de sus hijos, y uno de cada tres experimenta vergüenza, tristeza y angustia por esta causa.
Contar con los hijos para el retiro es una apuesta muy arriesgada: puede que no quieran o no puedan ayudarnos. Podrían enfermar gravemente, o quedarse sin ingresos, ¡qué injusto será obligarlos a ver a sus padres en la miseria sin que puedan auxiliarlos!
Los hijos tendrán que vivir con las consecuencias de sus propias decisiones pero, ¿por qué tienen que vivir con las consecuencias de las nuestras? Además, mantener a los padres es una carga que reduce la capacidad de los hijos de prepararse para su propia vejez. Dales el mejor regalo que un hijo puede recibir: que sus padres carguen su propio peso y busquen la salud física y financiera.
Hoy, 72% de los jóvenes reconocen que no han hecho planes para su retiro, ¡y están cometiendo el más grande fraude a su yo-futuro y a sus familias!
A veces, confundimos el fraude con una sabia filosofía de vida. Cuántas veces no hemos escuchado decir a la gente: “Me lo gasto ahora, porque no sé si voy a amanecer”. Aunque es verdad que no tenemos la existencia comprada, vivir como si no hubiera mañana no es una forma sabia de enfrentarnos a la realidad de la muerte. Así como es posible que en un minuto dejemos de existir, estadísticamente es más probable que tengamos una vida larga.
Lo peor es que “Me lo gasto ahora” tampoco te hará feliz hoy, como ya vimos antes, pero invertir el dinero para el Yo-futuro sí puede darnos tranquilidad y seguridad hoy, y los recursos que desesperadamente necesitaremos mañana.
Hoy disfruto todas las cosas buenas que mi yo-pasado se esforzó para darme: hizo ejercicio y comió sanamente, así que hoy me veo al espejo sin complejos, y tengo energía y salud para enfrentar el día. Mi yo-pasado no adquirió ninguna deuda, y hoy duermo tranquila. Yo-pasado estudió duro, trabajó duro, ahorró duro, para que hoy pueda tomarme el tiempo de escribirles esto, y trabajar en lo que me gusta.
Yo-pasado buscó la relación satisfactoria con familia y amigos que hoy me da gratos momentos. Y tú, ¿qué disfrutas hoy gracias a tu yo-pasado?
Yo-pasado ha sido buena conmigo, y yo seré buena con yo-futuro. Hoy también me pondré a trabajar para contribuir al plan para el retiro, comeré saludable, haré ejercicio, y disfrutaré la vida, porque aprender a vivir bien es bueno para mi yo-presente y para mi yo-futuro. Cuando le hago fraude a mi yo-futuro, mi yo-presente disfruta un momento la travesura, pero también sufre: tiene culpa, ansiedad, y se siente como una perdedora. Al final, ninguno de los “yos” sale ganando.
Recuerda que yo-futuro está más cerca de lo que crees. De acuerdo con un estudio, medir el futuro en días, en lugar de hacerlo en años o meses, nos ayuda a sentirnos más conectados con nuestro yo-futuro. ¿Tienes 25 años de edad? Te quedan 14,600 días para necesitar de tu ahorro para el retiro. ¿Tienes 35 años? 11,000 días. ¿Tienes 45 años? 7,300 días. ¿Tienes 55 años? 3,650 días solamente. El tiempo pasa rápido.
Recuerda también que el retiro no tiene por qué reservarse para la vejez. Es posible retirarse cuando se es joven todavía, con disciplina financiera, para dedicar tus años de fuerza física a lo que más te gusta.
Con información de Dinero en Imagen.