jueves, mayo 16, 2024

LA GALAXIA ENANA QUE DESAFÍA TEORÍAS SOBRE MATERIA OSCURA

Un equipo internacional, liderado por investigadores españoles, han descubierto una galaxia enana con unas propiedades muy diferentes a nada que conocemos en el universo. Esta galaxia enana resultaba invisible para la mayoría de telescopios y solo ha sido confirmada su existencia utilizando el Gran Telescopio de Canarias, que es el telescopio óptico de abertura simple más grande del mundo.

El nombre de la galaxia enana, Nube, fue propuesto por la hija de uno de los investigadores del grupo, de cinco años de edad y está muy bien escogido. Nube es la galaxia más dispersa y difusa conocida hasta la fecha. Su brillo es tan débil, que había pasado desapercibida a estudios que habían cartografiado esa región del cielo, como el Sloan Digital Sky Survey, que lleva desde 2000 observando el cielo nocturno y ha catalogado alrededor de 100 millones de objetos diferentes.

Las estrellas que conforman Nube están tan dispersas, que resultaba prácticamente indetectable. De hecho se estima que esta galaxia tiene una densidad estelar unas 10 veces menor a la de galaxias con una cantidad similar de estrellas, lo cual ha provocado también que sea unas 10 veces más tenue. Esto hace que, si las estimaciones de distancia son correctas, esta nueva galaxia pueda tener un tercio del tamaño de la Vía Láctea, pero una masa más similar a la de la Pequeña Nube de Magallanes, que tiene una masa unas 150 veces menor que la de nuestra galaxia.

Según Mireia Montes, la primera autora del estudio publicado, “con nuestros conocimientos actuales no entendemos cómo puede existir una galaxia con estas características tan extremas”. Ignacio Trujillo, segundo autor del estudio, lleva años analizando una región concreta del cielo utilizando imágenes del Sloan Digital Sky Survey como parte de un proyecto del Instituto de Astrofísica de Canarias. En una revisión de los datos detectaron una débil mancha que llamó su atención y les llevó a estudiar el objeto en mayor detalle.

Utilizando el Gran Telescopio de Canarias tomaron fotografías ultraprofundas con filtros de diferentes longitudes de onda, para confirmar que esta mancha detectada no era un defecto de las imágenes antiguas, sino un objeto increíblemente difuso, apenas perceptible con telescopios menos potentes. El GTC se encuentra en el Observatorio de Roque de los Muchachos, en La Palma y comenzó las observaciones científicas en 2009. Con su espejo de 10 metros y 40 centímetros de diámetro y situado a 2267 metros de altura en una de las mejores regiones del mundo para la observación astronómica, este telescopio ha demostrado ser un instrumento imprescindible en nuestro estudio del cosmos.

Debido al bajísimo brillo de Nube, resulta especialmente complicado determinar la distancia exacta que separa a esta galaxia de la nuestra. Apoyándose en el Green Bank Telescope, en West Virginia, en Estados Unidos, se ha estimado que la distancia a esta galaxia enana es de unos 300 millones de años luz. Sin embargo, esperan que futuras observaciones en ondas de radio con el Very Large Array de Nuevo México y en luz visible por parte del Telescopio William Herschel, situado también en Roque de los Muchachos, puedan refinar esta medida y consigan establecer la distancia a Nube con mayor precisión. Incluso aunque la galaxia se sitúe más cerca de lo que pensamos y por consiguiente sea más pequeña de lo que se ha calculado, seguirá siendo un objeto con características muy peculiares que desafía nuestro conocimiento actual en astrofísica, tal y como comenta Trujillo.

Por lo general, las galaxias suelen tener una mayor densidad estelar en sus regiones interiores, disminuyendo la cantidad de estrellas rápidamente cuando nos alejamos del núcleo galáctico. En la galaxia enana Nube esto no es así. La densidad de las estrellas que la componen es más o menos uniforme en toda su extensión. Esto es precisamente lo que la hace tan tenue y lo que ha impedido su descubrimiento hasta utilizar telescopios más potentes. En una galaxia normal, detectamos primero el brillo de su núcleo y después obtenemos más detalle con telescopios de mayor envergadura.

El modelo cosmológico que manejamos en la actualidad nos dice que las galaxias suelen formarse a partir de semillas gravitatorias provocadas por la materia oscura. Como consecuencia de esto, las galaxias suelen albergar más masa de la que somos capaces de explicar con nuestras observaciones. Estas semillas de materia oscura aceleran la acumulación de materia en la región central, haciendo crecer los núcleos galácticos. Este modelo cosmológico reproduce muy bien las grandes escalas del universo y explica el tamaño y forma de la mayoría de galaxias, pero en ocasiones se encuentra con casos desafiantes como este. Pero otros modelos quedan todavía peor parados. Las propuestas de que lo que entendemos por materia oscura podría solucionarse con una modificación de las teorías que describen la gravedad soportan incluso peor este tipo de resultados. Si la materia oscura es un tipo de materia desconocido podría darse, por alguna coincidencia literalmente cósmica, que una galaxia concreta no la contuviera. Pero si la materia oscura es en verdad una consecuencia de las leyes físicas del universo, debe estar presente y tener el mismo aspecto en todo el cosmos.

Con información de Muy Interesante.

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