domingo, mayo 19, 2024

EL SUPERGEN DE TIBETANOS QUE LOS HACE RESISTENTES A LA FALTA DE OXÍGENO

La comunidad cientĂ­fica se ha planteado durante mucho tiempo por quĂŠ los pobladores del TĂ­bet pueden vivir a elevadas altitudes sin mostrar las complicaciones que desarrollan el resto de los habitantes del planeta. Hay que tener en cuenta que el TĂ­bet es la regiĂłn con mayor altitud de toda la Tierra, con un promedio de 4.900 metros.

Cuanto mayor es la altitud de un lugar, el contenido de oxĂ­geno disminuye, lo que se conoce como hipoxemia, hasta el punto de que se estima que a partir de los 4.000 m de altura sobre el nivel del mar cada respiraciĂłn contienen un tercio menos de oxĂ­geno.

Para compensar este dĂŠficit nuestro organismo se va adaptando produciendo a nivel de la mĂŠdula Ăłsea un mayor nivel de glĂłbulos rojos (las cĂŠlulas que transportan la hemoglobina) y el tĂłrax adopta una forma de barril, de manera que aumenta el volumen en cada una de sus inspiraciones. Esto es lo que se observa, por ejemplo, en las poblaciones que viven en el altiplano andino, que se extiende desde PerĂş hasta Bolivia.

Sin embargo, la mayorĂ­a de los tibetanos no tienen ni mĂĄs glĂłbulos rojos ni tampoco desarrollan las modificaciones del pecho.

La enfermedad crĂłnica de montaĂąa
En el aĂąo 1925 se describiĂł por vez primera la enfermedad crĂłnica de montaĂąa, una dolencia que se desarrolla en aquellas personas que viven de forma continuada, a lo largo de meses o aĂąos, en altitudes superiores a los 3.000 m de altitud.

Los sĂ­ntomas incluyen, por lo general, dificultad para respirar, una coloraciĂłn azulada de los labios, molestias y fatiga crĂłnica. Cuando a estas personas se les extrae de forma periĂłdica sangre (fletobomĂ­a) se produce un alivio temporal de la sintomatologĂ­a.

Pues bien, cuando se analizĂł la incidencia de la enfermedad crĂłnica de montaĂąa en la poblaciĂłn andina se observĂł que afectaba al 18% de las personas, mientras que en el TĂ­bet su prevalencia era de poco mĂĄs del 1%.

Miles de aĂąos de adaptaciĂłn a las alturas
Los cientĂ­ficos han observado que los pobladores del TĂ­bet comenzaron hace miles de aĂąos a adaptarse genĂŠticamente a los niveles bajos de oxĂ­geno para evitar la policitemia (la producciĂłn excesiva de glĂłbulos rojos o hematĂ­es).

Aquellas primeras familias se asentaron en la meseta tibetana, a unos 4.200 m de altitud, en un lugar conocido en la actualidad como Chusang. Aquellos pobladores nos dejaron su impronta: casi una veintena de huellas de manos y pies quedaron grabadas en el barro arcilloso que se filtraba de un manantial.

A pesar de los diferentes anĂĄlisis realizados lo Ăşnico que se ha podido conocer es que las huellas datan de hace 12.700 y 7.400 aĂąos, siendo uno de los lugares arqueolĂłgicos mĂĄs antiguos de la meseta tibetana.

Una buena herencia genĂŠtica
En el aĂąo 2005 la doctora C Beall y su equipo de antropĂłlogos de la Universidad de Cleveland descubriĂł que los tibetanos exhalan mĂĄs Ăłxido nĂ­trico cuando se compara con las personas que viven en la cordillera andina o a nivel del mar. Este gas conduce a un ensanchamiento de los vasos sanguĂ­neos (vasodilataciĂłn) del pulmĂłn, lo cual permite que aumente el flujo sanguĂ­neo y, con ĂŠl, el transporte de oxĂ­geno.

Cinco aĂąos despuĂŠs otro equipo de investigadores comparĂł el genoma de treinta tibetanos con el de una poblaciĂłn de chinos residentes en PekĂ­n. Gracias a este estudio los cientĂ­ficos -liderados por T Simonson- pudieron identificar los genes que estaban asociados a la vida en altura.

Y es que el análisis reveló que el 1-6% de sus genes había sido heredado de los denisovanos –una especie desaparecida hace 40.000 años- y que, al menos, diez de los genes de los tibetanos no aparecían en el ADN de los pobladores cercanos.

Sería precisamente este paquete genético el que ha permitido a los tibetanos tener procesos de metabolismo más eficientes y no producir hematíes en exceso, a pesar de que hay menos oxígeno. Esto es debido a que uno de estos genes se encarga de regular una proteína –EPAS1- que controla la regulación del oxígeno.

En definitiva, se podrĂ­a concluir que los habitantes de los altiplanos y de las montaĂąas del TĂ­bet han sido capaces de adaptarse a un medio hostil, con hasta un 40% menos de oxĂ­geno, gracias a que tomaron prestado un gen de otra especie.

Este hallazgo abre una puerta a la investigaciĂłn mĂŠdica. Ya que un anĂĄlisis mĂĄs detallado de los cambios en el ADN de los tibetanos permitirĂĄ explorar nuevas vĂ­as terapĂŠuticas para tratar algunos tipos de patologĂ­as con elevada mortalidad, como son el edema cerebral o la hipertensiĂłn pulmonar.

Con informaciĂłn de Muy Interesante.

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