Sin duda, fue el fenómeno astronómico del pasado mes de mayo. Pero la supertormenta solar que ocurrió entre los días 10 y 12 y que causó auroras boreales que fueron visibles por toda España tuvo consecuencias más allá del bonito espectáculo celeste: provocó la mayor «migración masiva» de satélites activos, según un estudio preliminar realizado por científicos estadounidenses del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), publicado en la web de prepublicaciones científicas (es decir, estudios sin haber sido aún revisados por pares) arXiv.
La atmósfera cambia por varios factores, entre ellos, el clima espacial y las tormentas solares. Debido a esto, los satélites y la basura espacial que se encontraba en la órbita terrestre baja (la región del espacio que ocupa hasta una altitud de 2.000 kilómetros) se hundieron hacia nosotros a una velocidad de 180 metros por día durante la tormenta solar.
Sin embargo, esto es algo que ya contemplan los satélites y tienen recursos para compensarlos. Pero, en este caso, el fenómeno fue tan fuerte que miles de satélites activaron sus propulsores al mismo tiempo para volver a ascender. Ese movimiento en masa podría haber provocado situaciones peligrosas porque los sistemas anticolisión no tuvieron tiempo de calcular los cambios de trayectoria de todos los satélites.
«La tormenta geomagnética de mayo de 2024 fue la primera gran tormenta que ocurrió durante un nuevo paradigma en las operaciones de satélites en órbita terrestre baja dominadas por pequeños satélites comerciales», afirman los autores del estudio, William Parker y Richard Linares del Instituto Tecnológico de Massachusetts.
Predicciones casi imposibles
Además, el artículo destaca que los pronósticos del clima espacial previos a la tormenta de mayo no lograron predecir con claridad la duración e intensidad del evento, lo que hace que las predicciones de colisiones de satélites sean casi imposibles.
«El mantenimiento automático de la posición, especialmente de la constelación Starlink (la red con el propio internet creado por la compañía de Elon Musk y que ya comprende miles de satélites en la órbita baja y creciendo), provocó que casi la mitad de todos los satélites activos maniobraran a la vez en respuesta a la tormenta solar. La combinación de un arrastre impredecible de los satélites y una maniobra masiva hicieron que fuera muy difícil o imposible identificar conjunciones potenciales durante la tormenta y en los días posteriores«, indica el estudio.
La atmósfera cambia por varios factores, entre ellos, el clima espacial y las tormentas solares. Debido a esto, los satélites y la basura espacial que se encontraba en la órbita terrestre baja (la región del espacio que ocupa hasta una altitud de 2.000 kilómetros) se hundieron hacia nosotros a una velocidad de 180 metros por día durante la tormenta solar.
Sin embargo, esto es algo que ya contemplan los satélites y tienen recursos para compensarlos. Pero, en este caso, el fenómeno fue tan fuerte que miles de satélites activaron sus propulsores al mismo tiempo para volver a ascender. Ese movimiento en masa podría haber provocado situaciones peligrosas porque los sistemas anticolisión no tuvieron tiempo de calcular los cambios de trayectoria de todos los satélites.
«La tormenta geomagnética de mayo de 2024 fue la primera gran tormenta que ocurrió durante un nuevo paradigma en las operaciones de satélites en órbita terrestre baja dominadas por pequeños satélites comerciales», afirman los autores del estudio, William Parker y Richard Linares del Instituto Tecnológico de Massachusetts.
Predicciones casi imposibles
Además, el artículo destaca que los pronósticos del clima espacial previos a la tormenta de mayo no lograron predecir con claridad la duración e intensidad del evento, lo que hace que las predicciones de colisiones de satélites sean casi imposibles.
«El mantenimiento automático de la posición, especialmente de la constelación Starlink (la red con el propio internet creado por la compañía de Elon Musk y que ya comprende miles de satélites en la órbita baja y creciendo), provocó que casi la mitad de todos los satélites activos maniobraran a la vez en respuesta a la tormenta solar. La combinación de un arrastre impredecible de los satélites y una maniobra masiva hicieron que fuera muy difícil o imposible identificar conjunciones potenciales durante la tormenta y en los días posteriores«, indica el estudio.
Por último, los expertos concluyen que, si bien la tormenta representó un riesgo para el entorno a corto plazo, también ayudó a acelerar la eliminación de poblaciones de desechos de la órbita, ya que muchos de los cuerpos de basura espacial cayeron hacia la atmósfera terrestre, donde finalmente se desintegran. «Esta eliminación pasiva de desechos es fundamental para la sostenibilidad a largo plazo de las operaciones. De cara al futuro, es importante que reconozcamos los límites que impone el entorno a la actividad satelital», concluyen los autores.
Con información de ABC.