Luego de una Navidad sin nieve en gran parte de Canadá, la temporada de deportes de invierno se redujo drásticamente, señal de que el cambio climático altera las tradiciones de los habitantes de este país acostumbrado al frío. Entrado enero, en el parque Ignace-Bourget de Montreal, los terrenos de hockey no están instalados. En su lugar, obreros aprovechan una jornada con temperaturas bajo cero para aplicar una fina capa de agua encima del hielo en construcción.
«Hace 20 años que trabajo en la ciudad de Montreal, y es realmente excepcional ver una apertura tan tardía de los sitios de patinaje», contó Martin Letendre, ataviado con uniforme invernal.
Él y su equipo riegan día y noche el hielo para mantener pistas exteriores de patinaje en la ciudad. Pero, casi un mes después de las fiestas de fin de año, la mayoría de los 250 sitios naturales destinados a este deporte siguen cerrados al público.
Sin poder patinar, Juliette Rougerie sale a correr: «Cuando vemos esto, necesariamente pensamos que está vinculado al cambio climático, y es preocupante, porque ya se ve la diferencia».
Canadá, que por su situación geográfica y sus temperaturas bajas registra un calentamiento más acelerado que otras regiones del planeta, se ha visto confrontado en los últimos años a eventos meteorológicos extremos cuya intensidad y frecuencia aumentan. En la capital, Ottawa, el invierno suave, el año pasado, impidió por primera vez la apertura de la pista de patinaje del canal Rideau, la mayor del mundo.
«Siempre tendremos inviernos, pero veremos cambiar radicalmente la temporada de (pistas de) patinaje» en el futuro, explicó Mitchell Dickau, de la Universidad Concordia, quien en 2020 publicó un estudio sobre el impacto del cambio climático específicamente en estos sitios de deporte y esparcimiento de Montreal.
En la década pasada, «la temporada de patinaje duraba unos 55 días. Si lográramos eliminar completamente nuestras emisiones (de gases de efecto invernadero) y limitáramos el calentamiento a dos grados, la temporada se vería acortada entre 11 y 15 días», explicó.
«Pero si continuamos quemando combustibles fósiles de este modo y no reducimos nuestras emisiones de CO2, podríamos tener temporadas de solo 11 días de aquí al final del siglo», añadió este investigador.
Según Dicjau, 2023 es «definitivamente una anomalía» y constituye un «indicador del cambio climático con el que las personas pueden identificarse». Para solucionar la situación, las pistas de patinaje sobre hielo artificiales —menos de diez hasta ahora en Montreal— se desarrollan; pero acarrean un costo financiero y ecológico importante.
Con información de Proceso.