Durante las últimas semanas el mundo ha visto cómo los precios, tanto del cacao como del café robusta, uno de los dos tipos más comercializados alrededor del mundo, han tenido un vigoroso aumento, alcanzando para el caso del café máximos históricos.
Ambos cultivos tienen la particularidad de que la mayoría de su producción se da principalmente en la región de África Occidental. ¿Qué sucede en esa parte del mundo que ha elevado el precio de estos productos y qué implicaciones puede tener tanto para las empresas como para los consumidores y el mercado?
El cacao y el café son dos productos ancestrales, arraigados en múltiples culturas, los cuales han sido empleados desde hace siglos para elaborar múltiples derivados como bebidas o chocolates, que van adquiriendo diversas características y significados dependiendo de la región.
Durante las últimas semanas el mundo ha visto cómo los precios, tanto del cacao como del café robusta, uno de los dos tipos más comercializados alrededor del mundo, han tenido un vigoroso aumento, alcanzando para el caso del café máximos históricos.
Ambos cultivos tienen la particularidad de que la mayoría de su producción se da principalmente en la región de África Occidental. ¿Qué sucede en esa parte del mundo que ha elevado el precio de estos productos y qué implicaciones puede tener tanto para las empresas como para los consumidores y el mercado?
El cacao y el café son dos productos ancestrales, arraigados en múltiples culturas, los cuales han sido empleados desde hace siglos para elaborar múltiples derivados como bebidas o chocolates, que van adquiriendo diversas características y significados dependiendo de la región.
En el caso del cacao, inclusive, fue utilizado en algún momento como moneda entre los pueblos precolombinos (algunas lo llaman incluso “la primera criptomoneda”), mientras que, en países anglosajones como Estados Unidos, las festividades como Pascua, Halloween o Navidad elevan la demanda de chocolate.
Entre los motivos por los que los precios de estos productos han aumentado últimamente están: el cambio climático, donde los cultivos se enfrentan cada vez con mayor frecuencia a periodos de extremas sequías o de severas inundaciones como en Nigeria; la propagación de enfermedades que afectan a las plantaciones, donde generalmente los productores no cuentan con las herramientas necesarias para combatir las bacterias o virus; la mala gestión por parte de las autoridades competentes, ya que principalmente en la región de África Occidental la situación política y social inhibe el desarrollo de los agricultores.
Sin embargo, ha existido otra situación que, como si de un fantasma se tratase, ha estado presente, aunque de forma desapercibida, pero viendo reflejadas al fin sus consecuencias: la minería ilegal.
Con casi 60 por ciento de la producción global, Costa de Marfil y Ghana han sufrido durante los últimos años los efectos de la minería ilegal de oro, en donde los cultivos de cacao y otros productos se han visto afectados, ya sea por la tala de árboles o por la contaminación del suelo y agua disponibles para riego debido a la explotación minera.
En la mayoría de los casos los pequeños productores no tienen la forma de defenderse ante los delincuentes al existir muchos casos de corrupción, por lo que son desplazados de sus cultivos.
Al ser insumos para la elaboración de diferentes productos como lo pueden ser chocolates, galletas o bebidas, los precios del café y el cacao son relevantes en el momento en que las empresas de este sector determinan los precios de sus bienes, y más considerando una época como Pascua, donde la demanda aumenta.
Sin embargo, el conejo de Pascua es astuto y, al igual que muchos empresarios, hace uso de derivados financieros para pactar con antelación el precio de sus materias primas, por lo que, al menos en el corto plazo, no se espera que el aumento de precios que estamos viendo en el mercado se vea reflejado en el consumidor final, pero esto no quiere decir que la situación sea igual en el mediano y largo plazos.
Como en la mayoría de las situaciones existen dos caras de la moneda, y mientras los productores y consumidores esperamos las consecuencias del incremento en los precios, en el mercado de commodities el cacao y el café robusta han sido estrellas discretas, sin llegar a tener toda la atención mediática como la tiene por ejemplo la fabricante de chips, Nvidia.
Sin embargo, si consideramos los precios de un año a la fecha, el cacao ha aumentado su valor 3.6 veces, mientras que el café robusta lo ha hecho en 1.7 veces y las acciones del gigante tecnológico Nvidia 2.8 veces.
Es decir, una persona que hubiese invertido hace un año en cacao, hoy sería más rica que otra que hubiese invertido lo mismo en acciones de Nvidia.
Cuando las presiones a la oferta se vuelven perennes, el consumo de ciertos productos puede verse disminuido al tornarse más caros y, en un caso más extremo, convertirse en bienes de lujo.
Quizá sea aún muy temprano para pensar que esto pueda verse en un futuro cercano con el café o el cacao, pero su reciente comportamiento en el mercado puede darnos, por lo menos, dos valiosas lecciones: en un mundo cada vez más amenazado por las consecuencias del cambio climático, la disponibilidad de los recursos puede provocar un aumento de los precios más agresivo.
Al mismo tiempo, las cadenas globales de valor pueden ocasionar que una bacteria y el actuar de personas en África modifiquen nuestro consumo en América, de forma similar a cuando el aleteo de una mariposa, nos dice la llamada Teoría del Caos, puede sentirse al otro lado del mundo.